NOVOPANGEA

Novopangea es el nombre con el que la geología denomina a un futuro supercontinente hipotético, resultado de la lenta deriva de las placas tectónicas que, en unos 200–250 millones de años, volvería a reagrupar las masas terrestres en una sola pieza. Más que un modelo científico, este concepto funciona como una ficción especulativa sobre un planeta físicamente unificado, sin grandes océanos que separen los territorios.
 

Sin embargo, para pensar ese nuevo megaterritorio no hace falta esperar millones de años. Hoy coexistimos en una tensión constante entre fragmentación y unificación. Por un lado, las fronteras nacionales, las políticas migratorias, las desigualdades económicas y los conflictos por la tierra siguen marcando separaciones muy nítidas. Por otro, la hiperconectividad, la logística global, los estándares de consumo y las infraestructuras compartidas producen una homogeneización silenciosa: viajamos entre sistemas de transporte, comercios y arquitecturas que se repiten en distintas latitudes en nombre de la hipercomodidad y de un capitalismo en red. Esta Novopangea no ocurre en la corteza terrestre, sino en la interfaz: en las formas de vida y de uso del espacio que se vuelven intercambiables a escala planetaria.
 

Esta pieza gráfica se sitúa en ese cruce. El mapa, construido a partir de una silueta especulativa del supercontinente, está compuesto por una base de texto que condensa fragmentos de investigación sobre movilidad, infraestructura y espacio público. Sobre esa masa textual se superponen los trazados derivados del proyecto «Más allá del transporte: nuevos significados lúdicos», desarrollado en torno a la estación de metro Río de los Remedios, en la frontera entre Ciudad de México y Ecatepec de Morelos. En dicho proyecto se proponía reocupar el 30 % del suelo asociado a la infraestructura de transporte, actualmente subutilizado, para dotar de espacio público al territorio.
 

En la imágen, esa hipótesis se extrapola mediante una retícula que opera como unidad de medida simbólica, donde los módulos negros activados sobre el supercontinente sugieren un volumen equivalente de espacio susceptible de ser reprogramado en otras latitudes, al tiempo que apuntan a tácticas de reapropiación y estrategias replicables que podrían desplazarse de Ecatepec hacia otras periferias del mundo. Así, una infraestructura situada en un contexto hiperespecífico se ensaya como dispositivo para pensar condiciones planetarias y cuestionar hasta qué punto las herramientas espaciales pueden viajar, traducirse o reproducirse sin perder su sentido.

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Aunque la idea de una Novopangea parece anunciar un planeta homogéneo y plano, también abre la posibilidad de replicar y amplificar, a gran escala, soluciones locales a problemáticas compartidas. Esta pieza no ofrece certezas, sino que registra una incertidumbre: frente a esta Novopangea tecnoeconómica, necesitaremos nuevos instrumentos para leer, gobernar y producir ciudad.